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Jamaica caramelizada

¡Detente! No tires las flores de jamaica después de hacerte un agüita. Esta receta se diseñó en el Ejido de Loma Bonita ya que las personas de la zona han empezado a cultivar la jamaica en grandes cantidades y buscan nuevas formas de consumirla. Aunque la jamaica sea un ingrediente muy común en la comida mexicana, por el agua fresca que da, se puede experimentar mucho mas con esta planta de orígen africano.
Jamaica caramelizada
La jamaica es un cultivo popular en el sur de la Lacandona desde hace unos años, 2022. Foto por Comunal

La jamaica es una planta originaria de África que llegó a México a bordo de la famosa Nao de China hace aproximadamente 400 años. Desde entonces, hemos adoptado esta planta que nos ha ayudado a bajar el calor con su frescura y pintar nuestras aguas frescas con su rojo intenso. Pero la jamaica va mas allá y nos ofrece otros usos. En otras latitudes sus tallos se utilizan para producir fibras, sus hojas son un ingrediente en muchos platillos típicos del Senegal y su flor, no solo sirve para realizar infusiones, sino que también es comestible.

En realidad, técnicamente no consumimos la flor de la jamaica… pero vamos por partes. Primero hay que sembrar la jamaica, luego hay que esperar de 5 a 6 meses para que produzca su flor la cual es polinizada, es entonces cuando surge una estructura llamada cáliz (por su parecido a una copa) cuya función es proteger las semillas que darán origen a nuevas generaciones de jamaicas. Lo que nosotros usamos es precisamente este cáliz color carmín. El cáliz se pone a secar para poder desprenderse de sus amadas semillas. Ahora sí, después de prepararte un refrescante agua, ¡cocinemos (el cáliz) de la jamaica!

Preparación

En caso de usar la jamaica seca, darle un hervor de 5 min. El agua la pueden utilizar para hacer una infusión fría. Cortar las cebollas en julianas. Partir por la mitad, a lo largo la jamaica. Meter en un sartén y sofreír sin llegar a dorar. Una vez suaves las cebollas y la jamaica, agregar poco a poco el vinagre y las especies hasta cubrir. Calentar y mover a fuego lento, sin dejar de hervir. Cuando las cebollas se ablanden lo suficiente, agregar el azúcar (o el piloncillo) y revolver sin dejar que se pegue hasta que esté todo unificado. Apagar el fuego y dejar reposar y enfriar. 

Opcional: Se le puede agregar rodajas de chile fresco para darle sabor. 

Una vez frías se ponen en un recipiente y se sirve como acompañante en tostadas o tortillas de yuca.